Imagina por un momento que tu vida terminó. Miras atrás y haces un repaso de lo que hiciste. No solo en tu trabajo —con tus colegas, colaboradores y clientes—, sino también en tu vida personal. Lo que tu familia y amigos recordarán de ti, lo que tú mismo recordarás de tu vida. Lo que tú, a solas o acompañado, realmente disfrutaste. ¿Te gusta el legado que dejaste? ¿Sientes que aprovechaste tu vida o que la inercia del día a día te fue llevando?
Sí, hoy en día eres un gran líder. Y aunque poco se hable de eso, todos sabemos lo que implica: reconocimiento, escalar profesionalmente, pero también mucho sacrificio. “Dadas sus demandas, el rol de liderazgo puede tomar el control de tu vida si se lo permites. Para el momento en que te das cuenta de que ha resultado en daños colaterales para ti o aquellos que te importan, generalmente ya es muy tarde”, advierte en una nota de Harvard Business Review el británico David Lancefield, reconocido coach en liderazgo.
Esta frase de Brigid Schulte, autora del libro Abrumado: trabajar, amar y jugar cuando nadie más tiene tiempo, es clave: “Los estilos de trabajo intensos, que te consumen, generalmente son celebrados como el único camino para ascender a lo más alto y ser un líder superproductivo. ¿Pero tiene que ser así?”.
En esta nota, te contamos cómo tres líderes encontraron un mayor balance entre sus vidas profesionales y personales, sin sentir que estaban defraudando a sus equipos, y te facilitamos diez herramientas para que tú también puedas lograrlo.
Las excusas de siempre
Palena Neale, fundadora de unabridged, un espacio dedicado al coaching de líderes, asegura que, a pesar de los conocidos beneficios del autocuidado, muchos líderes se resisten a dedicar tiempo y energía a esta idea. Sus excusas más frecuentes son estas tres:
1. “El autocuidado es un grupo de tonterías new age, hippie”
2. “¡No tengo tiempo!”
3. “Los líderes tienen que ser fuertes. Si soy un buen líder, no necesito autocuidado”
¿Cómo combatir este rechazo inicial? Neale les sugiere a los líderes cambiar la palabra “autocuidado” por cosas más concretas, como por ejemplo, la alimentación, el sueño, el ejercicio y la regulación emocional, y les explica de qué manera esto puede repercutir positivamente en sus carreras:
- Una dieta saludable está relacionada con un mejor humor, más energía y menos niveles de depresión.
- El ejercicio aeróbico incrementa el flujo sanguíneo, mejora la memoria y las funciones cognitivas.
- Dormir bien ayuda a estar más concentrado, permite mayor creatividad, capacidad de aprendizaje y empatía.
- Todo esto incrementará tu productividad y efectividad como líder.
- ¡Además! El bienestar del líder es clave para desarrollar un buen clima laboral (lo que, según indican diversos estudios, es más valioso para los empleados que un aumento de sueldo).
Y adicionalmente, los invita a responder estas preguntas:
- ¿Cuáles son tus prioridades en la vida?
- ¿Puedes lograrlas sin salud ni bienestar?
- ¿Cuánto tiempo te ahorrarías si pudieras reaccionar desde un lugar de control en vez de un lugar de estrés?
¡Gerencia tu vida!
El ThirdPath Institute, una organización sin fines de lucro fundada por Jessica DeGroot, nació hace unos 20 años, cuando diferentes ejecutivos comenzaron a reunirse preocupados por encontrar un mayor balance entre sus carreras y sus familias. Tres de los líderes que lograron darle un giro a sus vidas fueron:
1. Michelle Hickox, CFO en Independent Bank. Sus padres habían sido maestros, por lo que ella había disfrutado todas las vacaciones escolares junto a ellos y ahora quería una experiencia similar para sus hijas. Como era socia de una firma de contabilidad, negoció una reducción del 20% de su horario laboral que le permitió tomarse vacaciones con sus hijas durante 11 años seguidos. “Aprendí a dar mi opinión. Y que si algo no existía, tal vez era porque nadie lo había pensado antes”, aseguró.
2. Ivan Axelrod, ejecutivo de una financiera. Pasó la mayor parte de su vida escalando dentro de la organización hasta que, al convertirse en abuelo, decidió estar muy presente en la crianza de sus nietos. En su trabajo, explicó: “Tengo buenas personas aquí. Voy a delegar mayores responsabilidades en ellas, lo que las va a ayudar a desarrollarse más rápidamente”. Con recelo, su equipo aceptó. Así pudo llevar a sus nietos a clases todos los lunes y, paralelamente, promover una cultura de trabajo flexible que redujo la rotación de personal e impulsó la motivación y la productividad en la empresa.
3. Will Rowe, director de Booz Allen Hamilton. Al tener hijos, decidió alternar los días laborales con los de su esposa, pediatra, para pasar más tiempo en familia: él trabajaría 4 días a la semana, ella tres, y tomarían uno para dejar a sus hijos al cuidado de un vecino de confianza.
¿Por dónde comenzar?
Leer las historias de otros puede disparar algunas ideas que nosotros mismos podemos aplicar. Sin embargo, cada caso es diferente. Por eso, aquí te compartimos 10 herramientas para que puedas elegir cuáles implementar hasta encontrar un mejor balance entre tu carrera y tu vida personal:
💡 ¡Pero atención! El primer paso para lograrlo será darte el permiso de construir una nueva forma de vivir.
- Define qué es el éxito para ti (profesional y personal). Alrededor de 4.000 ejecutivos de todo el mundo y 82 directivos estudiados por la Harvard Business School coinciden en que hacerse esta pregunta es clave para vivir mejor. Para algunos líderes, el éxito implica tener suficiente energía emocional para trabajar y compartir con sus seres queridos, mientras que para otros significa estar presente en las cenas familiares y en sus eventos (cumpleaños, graduaciones, etcétera), o bien, que sus allegados los vean como profesionales competentes. Esta concepción del éxito es muy personal y seguramente irá evolucionando con el tiempo.
- Habla con tu familia acerca de tu rol. Lancefield recomienda que los líderes conversen con sus seres queridos sobre lo que significa su rol y las razones por las cuales desean asumirlo. “Sé sincero/a acerca de las demandas, los ritmos y las recompensas que ofrece, y recorre posibles escenarios que podrían afectar tu habilidad de responder a obligaciones personales. (…) Pídeles consejo sobre cómo manejar mejor las demandas del rol, incluso si no conocen los detalles de éste. (…) Este ejercicio dejará al descubierto tensiones y puntos en común”, dice. Y además, permitirá establecer acuerdos familiares y límites profesionales. Repite esta conversación cuando lo creas necesario.
- Empieza por algo pequeño. Cada quien puede recurrir a la herramienta que se ajuste mejor a sus gustos y personalidad. Por ejemplo, algunos preferirán meditar, o escribir libremente en un cuaderno todo que les viene a la mente cada mañana, mientras que otros podrían elegir diferentes actividades para aliviar el estrés: una caminata breve por la tarde, escuchar jazz en soledad por la noche, llamar a un amigo o hacer un acto bondadoso con un vecino. “Esos pequeños desvíos cotidianos pueden darnos un impulso poderoso”, resalta Schulte.
- Márcalo en tu calendario (con colores). Incluye en tu agenda los pequeños momentos de autocuidado que decidiste incorporar a tu rutina. De esa manera, ¡los harás oficiales! Puedes reservar 10 minutos diarios para esa actividad y poner una alarma para que no se te olvide. Prueba usar colores diferentes para marcar cada tipo de actividad o compromiso: personal, familiar, laboral. Row, por ejemplo, hace lo siguiente: “Me siento y marco en colores mi calendario. Las actividades y eventos familiares van en verde. Si encuentro que compiten con mi trabajo, cancelo, delego o muevo la actividad del trabajo. Algunas cosas en la vida son más importantes que el trabajo”.
- Haz un chequeo de vacaciones. Una de las estrategias de éxito comprobadas por el ThirdPath Institute es la de programar vacaciones según las temporadas que maneja cada negocio y prepararse para ello: revisar y delegar trabajo clave dos semanas antes de irse; una semana antes, hacer una lista de “cosas que pueden esperar”; y evitar agendar reuniones y llamadas un día antes y un día después de las vacaciones para así concentrarse en los asuntos prioritarios.
- Comunícate de forma saludable con tu equipo. Morra Aarons-Mele, fundadora de la agencia Women Online, señala que si bien “la mayoría de los líderes no comparte sus demonios”, en ocasiones es imposible esconderlos, por lo que será mejor hablar de ellos abiertamente con nuestro equipo. “Admitir ‘estoy ansioso hoy’ o ‘no dormí bien’ permite que el resto de las personas se sientan más tranquilas (‘uff, entonces no es mi culpa que esté tan tenso/a hoy’). Recuerda, no tienes que compartir detalles, solo el estado en el que estás”. 💡 El psicólogo Daniel Goleman, autor de Emotional Intelligence, indica que existe el “wi-fi neural”, que permite que los humanos percibamos los sentimientos de otros aun cuando nadie los haya verbalizado o admitido. Entonces, de nada sirve ocultar la ansiedad, ya que, de todos modos, se va a notar.
- Nombra tus emociones. La psicóloga Angela Neal-Barnett, experta en ansiedad y autora de Soothe Your Nerves, recomienda identificar nuestros sentimientos, porque al hacerlo, podemos comenzar a abordarlos: “Estoy ansioso”, “nervioso”, “irritable”, etcétera. La terapeuta Carolyn Glass sugiere, además, anotar cuáles son nuestras reacciones físicas ante esas emociones (vacío en el estómago, sudoración, etc.) y cuáles son los detonantes (un correo electrónico, un Slack inesperado). Esto puede ayudarnos a entender qué viejas heridas personales están dando pie a esos comportamientos en la actualidad, advierte Aarons-Mele.
- Apóyate en un equipo de confianza. “Asegúrate de tener un ‘equipo seguro’ de personas a quienes puedas confesarles tus pensamientos más alarmantes. Este puede incluir a un terapeuta, un coach, un mentor, una pareja, amigos o un grupo íntimo de líderes pares”, con quienes puedas comunicarte de forma virtual o presencial, afirma Aarons-Mele. Los investigadores Boris Groysberg y Robin Abrahams, de la Harvard Business School, coinciden: aseguran que encontrar un balance en lo familiar y lo profesional requiere ayuda “tras bastidores”, para desahogarse sin reservas, responder a momentos de crisis o tener una perspectiva fresca frente a un problema o una gran decisión.
- ¡Reinvéntate! Con ayuda de la tecnología. “Como ejecutivo, enfrentarás un número creciente de demandas, y será fácil quedar atrapado en las mismas tareas con las mismas personas. Pronto, te sentirás abrumado, exhausto y aburrido”, advierten Groysberg y Abrahams, quienes sugieren evitar ese escenario a través de dos herramientas: delegar y utilizar soluciones tecnológicas para agilizar el trabajo. Para saber si es momento de soltar algunas tareas, pregúntate: “¿Debería seguir haciendo esta actividad? Si no, ¿quién podría tomarla?”; “¿estoy empoderando a otros a solucionar problemas?”; “¿si fuera una persona ajena entrando a tomar mi cargo, ¿cómo lo haría?”.
- Escríbele una carta a tu futuro yo. Una de las técnicas que recomienda Lancefield para evitar sentirse “intenso”, “obsesivo”, excesivamente “absorbido” por las responsabilidades o “aislado” consiste en escribirle una carta o grabarle un video a “tu futuro yo”. Será una hoja de ruta que incluirá los eventos importantes y predecibles que no te quieres perder (fechas de cumpleaños, cuando tus hijos vayan a la universidad, etcétera). “Esto te ayudará a identificar los límites que necesitas poner en práctica”, indica. Recuerda revisar esta carta o video cada cierto tiempo para ver si esos resultados son realistas y siguen en pie.
“Si quieres convertirte en la mejor versión de ti mismo e inspirar a otros a tu alrededor a que hagan lo mismo, vale la pena hacer tiempo para invertir en tu propio bienestar”. Palena Neale.
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